domingo, 12 de enero de 2014

Casualidad, no lo creo

El mundo es un pañuelo.

Un episodio de casualidad es que en plena deriva del pensamiento, emerja el recuerdo de una persona y que ésta aparezca al doblar la esquina. Que un marido esconda un regalo que ha comprado para su amante bajo la cama, donde se oculta el amante de su esposa en calzoncillos. Que un dedo confunda el 3 con el 6 y su llamada se desvíe a la madre biológica del dueño del dedo, a la cual desconoce.  Que un artista ninguneado del folk americano sea un profeta en Sudáfrica. Que un imbécil pregunte la hora a un idiota, que el idiota conteste una hora equivocada y que el imbécil entienda, por error, la hora correcta. Que un hobbit encuentre un anillo perdido en el fondo de un río. Que dos amigos de la infancia se reencuentren después de 25 años en una reunión de exalumnos de una escuela a la que no habían ido, suplantando la identidad de dos de esos exalumnos. Que un soldado ejecute a un enemigo en el mismo instante en que su hermano gemelo muere a manos del hermano gemelo de su ajusticiado.

La casualidad está sobrevalorada. También la coincidencia. Aquí las vamos a utilizar como términos sinónimos.