Si el primer trabajo de John Carney, Once (2006), era un panegírico de cierto subsuelo musical endémico de la Gran Bretaña, algo así como un primer disco con el inevitable aroma a fresca autoproducción, una oda indie al indie; esta nueva Begin Again (2013) es un digno salto al mainstream -no es casualidad que la acción se traslade ahora a los EEUU-, un segundo disco menos artesano pero que no pierde la esencia del primero, la continuación brillante a una ópera prima difícilmente mejorable. Aunque suponga un salto a las arenas movedizas del etiquetado musical, parece sensato decir que es una oda pop al pop.
El sustrato ficcional de Begin Again es muy similar al de Once, pero aun complementando, discutiendo o repitiendo el discurso de su predecesora, adquiere la suficiente autonomía como para merecer un texto privado y específico, sin más interferencias de la película de 2006.